domingo, 30 de noviembre de 2008

Aquí no hay quien viva

Hoy odio a mis vecinos, porque son realmente insoportables. Ahora os contaré, y me comprenderéis, os lo aseguro.
En el piso de abajo tengo de vecinos a un matrimonio naturista al que le encanta el incienso, y cuando lo encienden, ya puedes vivir en el piso de arriba (como yo) o en el último, que se te va a llenar toda la casa de olor a iglesia.
En el piso de arriba está el matrimonio joven con dos bebés. Por lo tanto, cuando no llora uno, llora el otro, y sino lloran los dos, algo que sucede demasiado a menudo.
Un piso más arriba esta la viuda y su perro. La señora se dedica a pasarse el fin de semana por ahí con las amigas viudas, de viaje en viaje, y su perro se dedica a amargarnos las noches con sus ladridos y sus lloros. Y quien dice las noches, dice las mañanas y las tardes (incluida la hora de la siesta también).
En el quinto vive un matrimonio que tiene tres hijos, un niño adolescente que toca la batería, bastante mal, todo hay que decirlo, y unas gemelas de 11 o 12 años que practican la flauta para el colegio al mismo tiempo. Por lo tanto montan unos conciertazos que ni te cuento. Que preferiría tener a Britney Spears cantandome a capela al oído que aguantar a esos tres insufribles niños ni un minuto más.
Arriba, vive otro matrimonio con dos hijas adolescentes que no dejan de poner El canto del loco en su minicadena a toda pastilla. Son insufribles.
El séptimo piso esta vacío. Pensaréis que es un alivio que esté vacío, pero no. Porque que esté vacío significa que están de obras, pero además deben estar construyendo El Escorial, porque las obras ya duran como casi dos años.
Y en el último piso, para rematar la faena, vive la típica vecina pesada que se pasa el día tocando al timbre para contarte las novedades de la finca, pero de la mía y de las de alrededor.
Total que al final, entre el incienso, el puto perro, la orquesta sinfónica de Viena, El Canto del loco, los bebés, las obras de El Escorial y la vecina charlatana, creo que vivo en la peor comunidad de vecinos que puede existir en el mundo. No os podeis ni imaginar que ganas tengo de mudarme, porque vamos, aquí no hay quien viva.

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